ORFANDAD AGRAVADA POR EL VÍNCULO Y DETERMINADA POR EL FEMICIDIO
Por Analia Forti
Cuando
hablamos de Violencia hacia la Mujer, hablamos del violento y hablamos de la
mujer víctima y también penosamente nos referimos a la mujer, muchas veces
madre, asesinada por un sujeto del sexo masculino y digo sujeto masculino
porque denominar hombre a un femicida sería deshonrar moralmente la hombría.
Nombramos la violencia y al
violento, hablamos de la tragedia, del
número de puñaladas, de los mazasos en el cráneo, del porcentaje de cuerpo
quemado, de la muerte de esa mujer que perdió su vida por ser mujer.
Pero poco hablamos de esos
hijos supérstites, que sobrevivieron a sus madres asesinadas con ensañamiento y
alevosía de género, a manos de sus padres con quienes los gestaron.
Casi nada decimos de esos
hijos que vieron o supieron que papá mató a mamá, o que el novio de mamá fué
quien la asesinó y que deben vivir con esa vivencia traumática, perversa y emocionalmente tortuosa por el resto de sus
vidas condicionadas inmisericordemente por su propio padre que o bien no pudo
comprender la criminalidad de su acto ni dirigir su acción o simplemente
comprendiéndolo y representándose el daño que ocasionaría siguió adelante en su
impulso destructor.
Esos hijos huérfanos de
madre, víctimas de una orfandad agravada por el vínculo parental con el asesino
y determinada por el género femenino de quien lo llevara en su vientre, viven,
sobreviven, subsisten, emocional y psicológicamente en busca de la sanación de
una herida imborrable que resiente el alma y corroe el espíritu de rencor y sed
de justcia o quizás de cristiano perdón hacia un padre que deprivó su vida de
un vínculo fundante como el materno filial.
Pero están también aquellos
otros hijos, cuyo padre luego de asesinar a su madre se quita la vida y los
condena así a la orfandad completa de todo vínculo primario, en el absurdo
escenario de la violencia hacia la mujer que aniquila vidas y condiciona
futuros de niños desamparados de padre y madre, que crecen entre murmullos de
asesinatos y suicidios, muerte y devastación.
Son los hijos del crimen y
el horror.
Son los Hijos del
Femicidio.
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