martes, 26 de octubre de 2010

DE DEJADORES Y DEJADOS


LA CONTRADANZA DEL DESENCUENTRO
Una particularidad de los desencuentros amorosos es la necesidad de la atribución de responsabilidad que existe en algunas personas, que las lleva a describir una circunstancia de pareja desde lo individual.
Podría decir que no recuerdo haber escuchado nunca a alguien relatar el inicio de una relación afectiva diciendo por ejemplo ... estábamos en una reunión de un amigo en común y él se enamoró de mí... o bien ... estábamos viéndonos y ella se puso de novia conmigo... pero sin embargo escucho con frecuencia frases como... faltaban dos días para mi cumpleaños y él me dejó... o bien... llevábamos 3 años de novios y ella me dejó... entonces digo que esta es la contradanza del desencuentro.
Pareciera que en materia de pareja lo único que es a la par es el comienzo pero los finales son individuales.
La importancia de esta manera de expresar una circunstancia de pareja radica en que el modo en que pienso una experiencia condiciona el modo en que la proceso y siendo así si me pienso dejado habrá un dejador y entonces habrá una víctima y un culpable, en tanto si pienso la experiencia como pareja habrá un vínculo que se termina y podremos comenzar a procesar esa experiencia dolorosa sin el agravante innecesario de la culpabilización atribuible a uno de los inetgrantes del vínculo.
Es común escuchar la frase popular que describe que quien deja sufre menos que el dejado y tan acostumbrados estamos a oirla que se hace necesario revisar esta creencia y poner en palabras la trampa que encierra.
Debería existir un dolorímetro o un sufriómetro para poder calcular quién sufre o a quien le duele mas una ruptura afectiva, si al dejador o al dejado... esta creencia entrampa con una afirmación desacertada.
Quien le pone palabras o acción a un final puede sufrir, haber sufrido antes o sufrir después y nadie podrá mensurar jamás la magnitud de ese sufrimiento en comparación con el sentir de ningún otro simplemente porque los sentires no pueden medirse cuantitativamente.
Esta necesidad de mensurar sufrires nace de nuestra incapacidad de aceptar la experiencia y entregarnos a vivenciar el dolor que conlleve.
Principio y fin es atribuible a ambos porque son dos quienes escribieron la historia del vínculo.
Ni dejadores ni dejados, tan solo principios y finales...
Según como decidas vivenciar una experiencia, la experiencia será para vos.
CLR. ANALIA FORTI