lunes, 26 de octubre de 2009

Newsletter Semanal
26 de Octubre 2009

Qué nos pasa con lo que nos pasa…?

Por Clr. Analia Forti

Qué nos pasa con Los “No Puedo”…?


Si hay algo que nos define como humanos es nuestra innumerable cantidad de …
“Quisiera” PERO “No puedo”…
Y esos “ no puedo” contundentes que funcionan como privación, suelen ocultar detrás de sí un inconciente “ no quiero” del cual no estamos pudiendo hacernos cargo.
El “no quiero” es fuerte de decir y de escuchar, es sonoro, es inapelable cuando no vá seguido de una explicación.
La explicación debilita el “no quiero” y lo hace permeable al otro, deja abierta una fisura por donde puede escurrirse algún intento de hacernos cambiar de parecer.
A eso le tememos, es esto lo que buscamos evitar y entonces para suavizarlo decimos “quisiera pero no puedo”.
El “no puedo” nos quita responsabilidad, son las circunstancias externas las que nos impiden llevar adelante nuestro supuesto deseo.
El “no quiero” conlleva la responsabilidad de asumir nuestro verdadero sentir.
Decir “no quiero” es hacerme cargo de mi voluntad.
Decir “no puedo” es poner la responsabilidad afuera.
Cuando a continuación de una afirmación de deseo, esgrimo un PERO… estoy invalidando automáticamente mi afirmación anterior.
Son incontables las situaciones en que recurrimos a esta estrategia.
Una amiga nos invita a cenar y no tenemos ganas de ir ese día, entonces en lugar de decir “la verdad hoy no tengo ganas, lo dejamos para otro día” decimos “ me encantaría pero hoy no puedo porque ….. justo hoy mi marido quería que fuéramos al cine…. Los chicos hoy van a estar cansados porque tuvieron natación… mañana tengo que levantarme temprano ….”

Así dejamos la fisura del “porque…” , de la explicación, y el otro intenta convencernos de cambiar de parecer brindándonos opciones y razones que nos desgasta responder para seguir evadiendo.
El otro intenta demostrarnos que “podemos” sin entender que en realidad “no queremos”.
El “no puedo” tiene una finalidad de protección de nosotros mismos, nos protege de nuestro temor a que el otro se enoje, se ofenda, nos deje de querer si le decimos un auténtico e inapelable “no quiero”.
Pero este estilo evasivo de afrontamiento entraña una peligrosa trampa: la de complacer o evitar para ser querido y aceptado.
Cuando en un vínculo de amistad o de pareja no podemos ser auténticamente nosotros, cuando no nos atrevemos a decir “no” “no quiero” “no tengo ganas”
temiendo no ser aceptados, entonces quizás sea oportuno revisar ese vínculo.
Quien no acepta tu “no” no está aceptando la totalidad de tu ser, no está respetando tu individualidad, tu libre voluntad ni tu deseo.
Si siempre debes complacer o justificarte para asegurarte el cariño del otro, tal vez deberías reveer tus modos de relacionarte, porque pueden convertirse en “tus modos de estar en el mundo”.


Muy Buena Semana

Clr. Analia Forti
Counselor
Especialista en Desarrollo Personal
Diplomada en Gestalt

Cel: 1531239283
clranaliaforti@live.com.ar
Prohibida su reproducción total o parcial.
Todos los derechos reservados.
Copyright 2009

lunes, 19 de octubre de 2009

Newsletter Semanal
19 de Octubre 2009

Qué nos pasa con lo que nos pasa…?

Los Vinculos Familiares Políticos
…?

Tal como en la vida de un país, pareciera que aquí también la palabra “político” se asociara inevitablemente a lo falto de autenticidad, a la carencia de sentimientos sinceros y quizás esto guarde relación directa con el origen de estos vínculos familiares que tienen más que ver con el contrato indirecto que con la afinidad y el afecto verdadero.
Ninguno de nosotros elige a sus cuñados, ni a sus suegros, ni a sus yernos sino que apenas si los padece y digo “padecer” en el sentido de remarcar el carácter pasivo en que nos colocan estos vínculos no elegidos.
Uno de los mas conflictivos en el ranking suele ser el vínculo entre cuñadas, tal vez por lo intrincado de la psicología femenina.
Suele ser un vínculo caracterizado por la rivalidad, los celos y la envidia y es así que las comparaciones no tardan en hacer su aparición estelar…
Quien tiene el mejor marido, o hace más viajes, o sale a cenar a restaurantes, o tiene la mejor casa, las mejores vacaciones, el mejor auto… o bien, quien se embaraza primero para “dar” el primer nieto, quien se embaraza con más facilidad y tiene más hijos, quien los tuvo por parto natural o cesárea (el parto natural cotiza mejor en la bolsa del mercado cuñadezco), quien tuvo “la parejita”, quien tiene mas logros personales, mejor pelo, apariencia física y un interminable e intolerable etcétera…
Claro que solo si existe “la mirada de un otro” tiene sentido tanta competencia, porque sin juez que evalúe, carecería de sentido…
Y aquí es donde aparece la figura de “los suegros” (figura sustitutiva de los propios padres).
En los vínculos entre cuñadas se reeditan situaciones edípicas no resueltas con los propios padres y los propios hermanos, solo que desplazados a estos nuevos vínculos, que al estar menos catectizados (con menor carga libidinal) permiten desplegar el conflicto de manera que genere menos culpa, pero no dejan de ser una puesta en escena de los propios conflictos edípicos no resueltos.
Si alguien nunca se sintió valioso para sus padres, probablemente intentará ser alguien valioso para sus suegros y ahí aflorará la competencia con quien se atreva a opacar su intento de ser valorado (aunque sea involuntariamente y por simple carisma natural), aún así será eliminado por mera rivalidad edípica, para así poder obtener el primer puesto frente a la mirada de los suegros (que reitero, son figura sustitutiva de los propios padres).
Así también, si alguien fue muy valorado por sus propios padres, no aceptará un segundo lugar frente a la mirada de sus suegros, ya que acostumbrada a ser la “vencedora edípica”, un escalón menos en el podio de la valoración no será bien tolerado.
Como ven, no hay salida.
Los vínculos entre cuñadas están destinado al conflicto eterno.
Por esto, en esta semana les propongo dejar de intentar una y otra vez armonizar este vínculo, los invito a dejar de aclarar tantos, a deponer la actitud de rivalidad y competencia permanente para simplemente “darse cuenta” que este vínculo es así por su propia naturaleza y aceptarlo tal y como es.
Si en algún punto del camino hay un encuentro entre cuñadas, es hermoso…
Si no, no hay nada que hacer.

Muy Buena Semana