lunes, 29 de octubre de 2012

EL SILENCIO DE LO NO DICHO ES TU CÁRCEL INTERIOR

             EL SILENCIO DE LO NO DICHO ES TU CÁRCEL INTERIOR
             Por Analia Forti

Cuando nos habituamos a silenciar nuestro sentir y creemos que con esta actitud estamos “evitando”
problemas, discusiones, enojos y nos identificamos con esta falsa creencia de que el silencio es saludable, comenzamos sin saberlo a construir, los muros férreos de nuestra cárcel interior.
Un silencio de máxima seguridad del cual ya no tendremos el valor de intentar huir, porque si bien es reclusión de nuestro sentir también es refugio y quien nada dice, de nada puede ser acusado ni culpado, solo puede ser responsabilizado de su vivir inauténtico, de una existencia sentida pero silenciada.
La cárcel interior del silencio autoimpuesto suele ser una engañosa manera de establecer vínculos, sean familiares, amistosos, laborales o de pareja, ya que las interacciones son desde lo no genuino del sentir de quien silencia aquello que arde en su interior y busca un canal de salida que se le niega.
Callar puede ser tino y templanza cuando el silencio es temporario y se debe a una cuestión de adecuación al contexto, pero será poco saludable emocional y vincularmente cuando se transforme en un modo de estar en el mundo, callado del propio sentir.
He observado que el temor que se oculta detrás del callar lo sentido es el temor a las consecuencias de expresar mi sentir y el “cómo” decir lo que querría decir.
El “ como digo lo que digo” se trata de un aprendizaje valioso, que consiste en expresar siempre mi sentir precisamente como algo “mío” y no como una acusación, juicio o calificación hacia la persona del otro.
Decir “ yo me siento utilizada cuando me llamás porque necesitás algo y después pasan meses y no sé de vos” no es recibido de igual manera que decir “ vos sos un interesado que solo me llamás cuando necesitás algo”, la primer expresión es autoreferencial y la segunda claramente enjuiciadora.
El secreto de esta modalidad de comunicación es que nadie puede refutar, cuestionar o enojarse con “ tu” sentir, vale decir que si vos “ te sentís utilizada” ese sentir es tuyo y quien podría molestarse por que vos sientas de ese modo?. Sin embargo cuando la comunicación es enjuiciadora y acusatoria, la actitud del receptor será defensiva y pasará al “ataque” para defenderse y desde ahí habrá una escalada de comunicación violenta hará imposible todo intercambio reparador y se agravará el conflicto ya existente.
Aprender a comunicar lo que sentimos sin enjuiciar al otro es un arte y un beneficio para nuestra vida emocional, en la medida en que al abrir un canal de salida a aquello que sentimos dejamos de obturar nuestra expresión libre y espontánea de sentimientos y evitamos que todo lo no dicho se deposite en zonas corporales que terminarán por estar “sentidas” y se manifestarán con dolor físico, reflejo del dolor emocional.
Callar lo sentido es silenciar tu vida emocional interna y construir una cárcel de máxima seguridad emocional para cumplir tu autocondena a pena de silencio perpetuo.
Y si aún comunicando tu sentir sin enjuiciar ni acusar al otro, éste se sintiera molesto, ofendido o decidiera interrumpir su vínculo con vos, debo decirte que quizás parte de los beneficios emocionales de tu decir sea el apartamiento de tu vida de personas que no aceptan ni están dispuestas a recibir ni respetar la expresión de tu sentir y en definitiva ¿ que valor tiene un vínculo con quien no puedo ser quien soy ni sentir lo que siento y menos aún expresarlo?.

                                         

No hay comentarios:

Publicar un comentario