En algún momento de nuestra vida todos nosotros hemos tenido un sueño, un anhelo que deseábamos alcanzar … habrá quienes lo hayan concretado y habrá también quienes no… lo importante no sea quizás haberlo logrado o no sino darnos cuenta de la razón por la cual no lo hemos concretado, porque puede hallarse allí mismo la clave de muchos de nuestros sueños no realizados.
A veces solemos abandonar nuestros sueños porque evaluamos su logro como algo demasiado riesgoso y ante la posibilidad del riesgo decidimos dejarlo olvidado y sin darnos cuenta transformamos un sueño en una frustración tan solo por no arriesgar.
Cuando decidimos emprender el camino del logro, sea éste cuál fuere, siempre existe un cierto riesgo a considerar pero esto no necesariamente significa que debamos contaminarlo todo con la posibilidad magnificada del riesgo potencial porque esto nos mantendrá siempre en el terreno de lo seguro, de lo conocido, de lo previsible y nos alejará del territorio que deseamos conquistar.
Arriesgar no significa saltar al vacío sino tomar riesgos calculados, previsibles y por tanto controlables en sus consecuencias.
La palabra “riesgo” no debería ser leída e interpretada necesariamente como “peligro potencial” sino como “margen de error posible”… cuan diferente suena cierto…?
Evaluar antes de tomar un riesgo es la conducta del protagonista de su vida, es lo propio de aquél que toma acción previendo las consecuencias posibles de ella .
Frustración es muchas veces sinónimo de inacción…
No se trata de la acción basada en el impulso sino en la actividad fundada en la evaluación del riesgo potencial calculado.
Evaluación del riesgo potencial de la acción, es la ecuación acertada del emprendedor.
CLR. ANALIA FORTI
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