lunes, 19 de octubre de 2009

Newsletter Semanal
19 de Octubre 2009

Qué nos pasa con lo que nos pasa…?

Los Vinculos Familiares Políticos
…?

Tal como en la vida de un país, pareciera que aquí también la palabra “político” se asociara inevitablemente a lo falto de autenticidad, a la carencia de sentimientos sinceros y quizás esto guarde relación directa con el origen de estos vínculos familiares que tienen más que ver con el contrato indirecto que con la afinidad y el afecto verdadero.
Ninguno de nosotros elige a sus cuñados, ni a sus suegros, ni a sus yernos sino que apenas si los padece y digo “padecer” en el sentido de remarcar el carácter pasivo en que nos colocan estos vínculos no elegidos.
Uno de los mas conflictivos en el ranking suele ser el vínculo entre cuñadas, tal vez por lo intrincado de la psicología femenina.
Suele ser un vínculo caracterizado por la rivalidad, los celos y la envidia y es así que las comparaciones no tardan en hacer su aparición estelar…
Quien tiene el mejor marido, o hace más viajes, o sale a cenar a restaurantes, o tiene la mejor casa, las mejores vacaciones, el mejor auto… o bien, quien se embaraza primero para “dar” el primer nieto, quien se embaraza con más facilidad y tiene más hijos, quien los tuvo por parto natural o cesárea (el parto natural cotiza mejor en la bolsa del mercado cuñadezco), quien tuvo “la parejita”, quien tiene mas logros personales, mejor pelo, apariencia física y un interminable e intolerable etcétera…
Claro que solo si existe “la mirada de un otro” tiene sentido tanta competencia, porque sin juez que evalúe, carecería de sentido…
Y aquí es donde aparece la figura de “los suegros” (figura sustitutiva de los propios padres).
En los vínculos entre cuñadas se reeditan situaciones edípicas no resueltas con los propios padres y los propios hermanos, solo que desplazados a estos nuevos vínculos, que al estar menos catectizados (con menor carga libidinal) permiten desplegar el conflicto de manera que genere menos culpa, pero no dejan de ser una puesta en escena de los propios conflictos edípicos no resueltos.
Si alguien nunca se sintió valioso para sus padres, probablemente intentará ser alguien valioso para sus suegros y ahí aflorará la competencia con quien se atreva a opacar su intento de ser valorado (aunque sea involuntariamente y por simple carisma natural), aún así será eliminado por mera rivalidad edípica, para así poder obtener el primer puesto frente a la mirada de los suegros (que reitero, son figura sustitutiva de los propios padres).
Así también, si alguien fue muy valorado por sus propios padres, no aceptará un segundo lugar frente a la mirada de sus suegros, ya que acostumbrada a ser la “vencedora edípica”, un escalón menos en el podio de la valoración no será bien tolerado.
Como ven, no hay salida.
Los vínculos entre cuñadas están destinado al conflicto eterno.
Por esto, en esta semana les propongo dejar de intentar una y otra vez armonizar este vínculo, los invito a dejar de aclarar tantos, a deponer la actitud de rivalidad y competencia permanente para simplemente “darse cuenta” que este vínculo es así por su propia naturaleza y aceptarlo tal y como es.
Si en algún punto del camino hay un encuentro entre cuñadas, es hermoso…
Si no, no hay nada que hacer.

Muy Buena Semana

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