lunes, 5 de noviembre de 2012

LO QUE NO QUEREMOS Y DECIMOS QUE NO PODEMOS

LO QUE NO QUEREMOS Y DECIMOS QUE NO PODEMOS
Por Analia Forti

Pareciera que nos resulta muy costoso expresar nuestra voluntad tanto ante los otros como ante nosotros y es por esto que le hemos encontrado un disfraz a esa voluntad que expresa nuestro deseo y la transforma en aceptable tanto para los otros como para nosotros aunque el precio del enmascaramiento sea ubicarnos en un lugar de víctima incapaz, que “queriendo no puede” , aunque sabemos en nuestro fuero interno que no somos ni víctimas ni incapaces porque “ pudiendo no quisimos”.
Cuál es el benefició secundario que obtenemos de ubicarnos en esta posición débil de personas incapacitadas de llevar a adelante su querer invocando como excusa absolutoria el “ no poder”…?
Quizás en único beneficio sea no hacernos responsables como adultos de nuestro deseo auténtico y así tener el valor de afirmar que no busco trabajo porque NO QUIERO, que no cocino porque NO QUIERO, que no plancho porque NO QUIERO, que con tal o cual persona no me relaciono porque NO QUIERO, que no llamo a este o aquél familiar porque NO QUIERO y que las fiestas no vamos a pasarlas con estos o aquellos porque NO QUIERO.
No quiero, No quiero, No quiero, No quiero, No quiero
En cambio, el entrañable y amigable “no puedo” suena a deseo impedido por las nefasta circunstancias del afuera
 y es por tal absolutorio de toda responsabilidad.
Me encantaría ir a verte pero NO PUEDO, ojalá vivieran más cerca para pasar las fiestas con ustedes pero
NO PODEMOS,  más que nada me gustaría poder cocinar yo misma para mi familia pero NO PUEDO.
No puedo, No puedo, No puedo, No puedo, No puedo
PUEDO PERO NO QUIERO
Cuál es el problema que encierra esta sencilla y auténtica expresión?
EL TEMOR A LA NO ACEPTACIÓN DEL OTRO, a que se enoje por mi “ no querer lo que no quiero”, un temor tan absurdo como que alguien sienta enojo porque otro no siente el mismo deseo que él en el mismo momento y ante esta no coincidencia de deseos se enoje…
Vincularnos con otro implica como toda interacción el intercambio de deseos y la aceptación de que existan deseos diferentes entre ese otro y yo, cuando esto no sucede y no puedo hacerle lugar al deseo diferente del otro, cuando no hay lugar para dos deseos, nuestras interacciones vinculares entrarán en un terreno difícil que sería prudente trabajar como parte del desarrollo personal , ya que estando el mundo constituído por mí y por otros, será necesario interaccionar en forma permanente con deseos diferentes a los propios y en caso de no poder hacerlo se verán afectados todos mis vínculos interpersonales y la calidad de mi vida emociona se irá deteriorando inevitablemente.
DESENTENDERME DE LA REACCIÓN DEL OTRO es mi derecho cuando de expresar mi auténtica voluntad se trata y no vivir declarándome NO PUDIENTE cuando soy un NO QUERIENTE.
Si no querés, expresarlo te ubica en el lugar de protagonista de tu vida, de tu historia, te hace responsable de tu voluntad, de tu deseo y de tu ser.
Si no queriendo decís que “no podés” para minimizar las consecuencias de tu auténtica voluntad, estás actuando un personaje que víctima de sus partes no crecidas, elije justificarse antes que responsabilizarse por ser quien es y querer lo que quiero o no querer lo que no quiere.
Temporariamente el “ no puedo” resulta más cómodo aunque menos genuino, pero en el largo plazo es el
“ no quiero”  quien nos constituye como adultos responsables.

1 comentario:

  1. Que increible, como se enoja el "otro" cuando uno dice NO QUIERO, y sin embargo el NO es TAN SANO en ciertas ocasiones

    ResponderEliminar