¿NIÑOS
OBESOS O NIÑOS SIN BESOS?
Por
Analia Forti
Cuando
a un niño le sucede alguna alteración en sus conductas suelen los papás pensar
en todo tipo de causa biológica, razón por la cual acuden inmediatamente al
pediatra pero pocas veces toman en cuenta circunstancias emocionales y
afectivas, tal como si lo “bío” no incluyera las emociones que sin dudas forman
parte de la Vida del ser humano y del niño en igual medida.
Por
este motivo es habitual atribuir la responsabilidad de la obesidad a causas
físicas como la vida sedentaria o el desorden en los horarios de comida o bien
en la calidad de los alimentos que consumimos pero dejamos de lado la
existencia e incidencia de los factores emocionales que son de importancia a
todas las edades y a pesar de que presumimos que los niños “ no tienen
preocupaciones” sí las tienen aunque sean diferentes a las que tenemos los
adultos.
Cuántos
nos cuesta a veces acercarnos al mundo de los niños!!!
Ellos
suelen no saber diferenciar entre la sensación de hambre y la sensación
corporal que producen algunos estados emocionales como la tristeza, el miedo o
el enojo y a veces los papás tampoco saben distinguirlas ni siquiera en ellos
mismos por lo cual tampoco pueden guiar al niño para que pueda hacerlo y es ahí
que la niñez emocional de ambos queda igualada y entonces suele suceder que son
los papás quienes al observar que su hijo se encuentra emocionalmente
pensionado le ofrecen caramelos, alfajores o galletitas dulces para
“distraerlos” del miedo, enojo o tristeza que sienten y allí se refugian los
pequeños en busca de consuelo internalizando un patrón de conducta que indica
que los sentimientos se obturan comiendo.
Aunque
pueda parecer excesivo, la falta de conocimiento de estas emociones en los
niños también puede causar que ciertos mecanismo de respuesta ante el peligro
aparezcan desajustados y esto dé lugar a estados ansiosos que luego se buscará
apaciguar nuevamente comiendo, ya que la masticación y la trituración de la
comida son formas naturales para combatir la ansiedad y así puede crearse un
hábito de enfrentar miedos masticando ciertos alimentos, sobre todo aquellos
altamente proteicos como la carne o el chocolate que cuentan en su composición
química con elementos que elevan los niveles de serotonina, que constituye una
de las sustancias que se encuentra disminuída en los estados depresivos.
Cuando
el alivio a la tristeza, al enojo, a la soledad, al miedo, lo brinda un
chocolate y no unos brazos maternos o paternos que sostengan, abriguen y
contengan, estamos ante una posible obesidad infantil por factores emocionales
y afectivos, nos guste aceptarlo o no, vayamos al pediatra o no, nos derive a
un nutricionista infantil o no, no habrá profesional de la salud que nos
confeccione una dieta de amor, mirada y presencia.
Dentro
de las causas emocionales de la obesidad infantil no debemos dejar de tener en
cuenta los conflictos entre los papás, que cuando existen ocasionan en los
hijos tensión emocional, angustia y es la comida la única fuente de
satisfacción que encuentran cuando papá y mamá no están disponibles para
atender sus necesidades emocionales porque están centrados en “sus propias
guerras”.
En
los niños que viven maltrato psicológico, el cual incluye decirle “ ves que
siempre hacés todo mal” o “ que raro que
rompas algo otra vez” , o maltrato físico , que incluye el “cachetazo merecido”
o “el chirlo inofensivo” o bien “ el tirón de pelo para que entienda” suelen
asociar de manera la imagen de delgadez
con vulnerabilidad y por eso buscan de forma inconsciente aumentar de peso, a
falta de besos…
La
Dieta del Amor para los Hijos solo pueden diseñarla los papás, es económica
monetariamente hablando pero costosa en cuanto a tiempo y dedicación.
Cuando
los papás creen que hay que ponerle candado a la heladera es porque antes
fueron ellos quienes pusieron un candado a su afecto y entonces los hijos
descubrieron que la puerta de la heladera o de la alacena estaba más disponible
que los brazos, mirada, escucha y mimos de mamá y papá.
Dieta
del Amor a los Hijos
Besos
por la mañana aunque estén dormidos
Comidas
en la mesa acompañados y sin televisión, con diálogo sobre su día
Besos
por la noche y disponibilidad a escuchar a toda hora
Abrazos
Mirada
de valoración
Palabras
de reconocimiento
Presencia
Tiempo
Atención
Todo
en cantidades sobreabundantes…
Si
bien nunca se deben descartar los factores biológicos tampoco ignoremos los
emocionales porque nuestro cuerpo está habitado por órganos y emociones que si
conviven armónica y solidariamente harán que la salud permanezca en equilibrio,
pero habiendo desavenencias la homeostasis se romperá y la enfermedad hará su
entrada en escena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario